Votos vinculantes

Los votos vinculantes son una parte fundamental de la hechicería. Se trata de contratos mágicos que se establecen para que una o ambas partes obtengan un beneficio. Estos votos o pactos deben cumplirse obligatoriamente. Si se rompen, el castigo es automático y puede ser muy severo, dependiendo de las condiciones del voto.

Tipos de Votos Vinculantes

Existen dos tipos de votos vinculantes en el mundo de la hechicería: los pactos autoimpuestos y los votos vinculantes tradicionales.

1. Pactos Autoimpuestos

Son acuerdos que un hechicero hace consigo mismo, sin involucrar a terceros. Aunque el castigo por romperlos no suele ser tan severo como el de un voto vinculante tradicional, su gravedad depende de dos factores: el beneficio que ofrecen y las condiciones impuestas.

Por ejemplo, si un hechicero establece un voto autoimpuesto para obtener un gran aumento de poder en combate, las condiciones deben ser estrictas, y el castigo por romperlo puede ser proporcional al beneficio recibido.

Un detalle importante es que el efecto de estos pactos puede depender del oponente. No es lo mismo activar un voto autoimpuesto contra un hechicero de bajo nivel que contra alguien como el Rey de las Maldiciones, Sukuna. Cuanto mayor sea la diferencia de nivel, menor será el impacto del pacto.

2. Votos Vinculantes Tradicionales

Estos son acuerdos entre dos o más personas. A diferencia de los pactos autoimpuestos, si no se cumplen, el castigo es siempre severo, y en algunos casos puede llegar a causar la muerte inmediata del que rompió el voto.

Este tipo de pacto es muy respetado y temido en la comunidad de la hechiceria.

¿Cómo funcionan los votos vinculantes?

Un error común es pensar que los votos vinculantes implican que debes otorgar exactamente lo mismo que pides, es decir, que haya una equivalencia estricta entre ambos. Esto es falso. Un contrato, al igual que en la vida real, no funciona así.

Cuando hablamos de equivalencia, no nos referimos a un aspecto matemático, sino a uno jurídico.

Ejemplo: Contrato de compraventa de una casa

Supongamos que alguien vende una casa a otra persona. Una vez concretada la venta, el comprador decide alquilar la casa para obtener ingresos adicionales en el futuro.

El vendedor podría pensar que eso no es justo, porque él no sabía que la casa sería alquilada y considera que eso podría generar una ganancia extra para el comprador.

Sin embargo, si en el contrato no se especificó ninguna restricción sobre el uso futuro de la casa (como prohibir alquilarla), legalmente el comprador puede hacerlo.

Este caso muestra que la equivalencia en un contrato no es matemática (no se trata de que el vendedor reciba una parte de las futuras ganancias), sino jurídica: lo que importa es lo que las partes acordaron y pusieron por escrito.

Por eso, aunque el vendedor pueda sentir que la situación es injusta, es legal porque el contrato no lo prohíbe.

Un ejemplo del contrato autoimpuesto en combate es cuando Satoru Gojo fue partido a la mitad sin que Sukuna hiciera ningún movimiento, incluso estando muy dañado.

La razón es que Sukuna realizó un voto vinculante autoimpuesto, mediante el cual impuso restricciones a su nueva técnica maldita, Corte que Parte el Mundo. Gracias a ese voto, Sukuna pudo usar la técnica sin necesidad de apuntar, decir cánticos o mover las manos.

Sin embargo, estas restricciones entran en vigor a partir de ese momento en adelante, es decir, Sukuna deberá cumplirlas siempre después de haber utilizado la técnica en ese momento.

Debido a que el Corte que Parte el Mundo rompe incluso el Infinito, Satoru Gojo terminó siendo cortado.

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