Gravedad artificial

La gravedad como tal no se puede controlar, así que usamos otro tipo de fuerzas que actúan de forma similar. Los motores utilizan partículas en movimiento, unas partículas capaces de generar una fuerza en todas las direcciones (más información en Motor)

Actualmente, mediante estos motores, se utiliza esa misma fuerza para que los tripulantes se mantengan en el suelo de la nave. No obstante, esto provoca que los motores pierdan velocidad a cambio de generar gravedad, haciendo que la nave se desplace ligeramente más lenta.

Existen actualmente dos tipos de potencia de gravedad artificial.

La más utilizada es la de baja potencia. En esta modalidad, la gravedad generada es débil, lo que permite que los tripulantes puedan saltar más alto de lo normal. Si saltas varias veces, podrías incluso quedar flotando ingrávido debido a la baja intensidad de la fuerza. Aunque esta forma de gravedad es útil para mantener cierta estabilidad, no es eficaz para objetos inanimados, que suelen quedar flotando debido a la falta de atracción gravitacional suficiente.

Por otro lado, está la gravedad artificial de alta potencia. En este caso, la gravedad es mucho más fuerte. Mantiene tanto a personas como objetos firmemente en el suelo, permitiendo una vida en el espacio más cómoda y estable, sin necesidad de realizar ejercicios constantes para conservar la masa muscular. A veces, si se salta repetidamente, puede haber ciertos efectos secundarios, pero en general permite condiciones similares a las de la Tierra.

La versión de baja potencia es la más usada debido a que la generación de gravedad artificial consume muchísima energía. En algunas ocasiones, ni siquiera se puede activar debido a la gran cantidad de potencia que requieren los motores.

No usar gravedad artificial es muy peligroso, ya que moverse sin gravedad es extremadamente difícil. Existe el riesgo de quedar flotando sin control si no tienes de dónde agarrarte, lo que podría significar el fin si no se recibe ayuda.

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